Pensamiento científico dominante

En torno al siglo XIX, había ciertas tendencias como era el caso de beber leche cruda, tratándose esta de una práctica que ponía en riesgo la seguridad  alimentaria y contra la que expertos y autoridades alertaban.

En estos años, existían espacios destinados a la reserva del ganado sin vigilancia en las ciudades, también conocidas como vaquerías. Estas pretendían reducir el tiempo entre la producción y el consumo para que la toma de leche fuese menos perjudicial para los seres humanos. Aunque a lo largo del tiempo, estos espacios desaparecieron, provocando que se emplearan algunos adulterantes para que la leche no se deteriorara.

Por aquel entonces, el conocimiento de las enfermedades asociadas a la leche cruda aún era muy escaso. Se sabía que existía una bacteria (bacillus abortus) que se contagiaba entre los animales, la cual daba lugar a abortos. Por el contrario, en los humanos, existía otra bacteria conocida como Micrococcus melitensis que daba lugar a fiebres muy altas y se encontraba en la leche de las cabras maltesas. Sin embargo, a estas bacterias no se le había dado la suficiente importancia, por lo que seguían existiendo ambas dolencias, ya que, la sociedad no relacionaba estas con las enfermedades que provocaba tomar leche cruda.



 


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